b'marias. El convencimiento de que Daz eracial clausur cualquier posible reflexin. Una unasesinoirracionalquedestablecidodemirada ms amplia demuestra que el caso de inmediato.Mientrastanto,aunquesabanDionisio fue uno de los tantos acaecidos en que Daz ya estaba muerto quien lo matUruguay, que se destac por el aspecto perio-fue Quintn Nez, el padre de Dionisio,dstico puntual que fue la crnica elaborada los policas continuaron armando un gran re- por Pedro de Santillana, explic Garay. El re-vuelo, alarmando a los vecinos y solicitandolato El pequeo hroe del arroyo de El Oro, refuerzos como forma de tapar todo. publicado por el diario El Pas en octubre de Ademsdedesvirtuareltestimoniode1929, despert admiracin y se convirti en un Dionisio,Yelsalterlaescenadelcrimenxito inmediato. Se trat del primer hito en el moviendo los cuerpos de las vctimas y plan- proceso de construccin del mito.tando falsa evidencia, lo que no hizo ms queTambin resulta insoslayable mencionar crear una gran confusin. Si bien resulta evi- que en aquel tiempo la mirada de todo el pas dente que entre todos los involucrados huboestaba puesta en Treinta y Tres, lo que con-un pacto de silencio, en ese tipo de lugarestribuy sin dudas a que Dionisio sobresaliera. donde la presencia del Estado era dbil y ab- En efecto, el 29 de abril, pocos das antes de soluta la autoridad de la polica, el temor a lasla tragedia de El Oro, Jacinta Correa, esposa represalias, sin dudas, hizo que muchos opta- de Jos Saravia, hermano menor del caudi-ran por callar. llo blanco, Aparicio, haba sido asesinada de Hayquereconocerqueesunamuymanera salvaje y cruel en la estancia de su buena ficcin, expres el profesor treintai- marido, situada en Santa Clara del Olimar, tresinoMarioGaray,comentandoelmodoen lo que se conoci como El Crimen de La en que Yels logr disfrazar las apariencias.Ternera. Apenas conocidos los pormenores, En efecto, fue l quien sent las bases de unlas sospechas recayeron inmediatamente en 168 relato con apariencias de veracidad que per- Saravia como instigador del brutal homicidio.durdurantedcadasenelimaginarioso- Si bien hay quienes sostienen que Daz cial: la invocacin de la noche, la pelea en elatac a su hija movido por los celos y que patio entre Daz y Eduardo, y la caminata deaquella era una familia disfuncional, una vi-Dionisio a campo traviesa fueron productosin ms objetiva permitir comprender que de su invencin. Deslumbrados por la figuraera una familia tpica de su poca y de su me-del nio hroe, periodistas y cineastas re- dio, y que sus integrantes fueron producto de trataron su grandeza, sin indagar en lo quelas circunstancias que les toc vivir.haba detrs. De ese modo la versin oficialFinalmente, el cadver de Juan Daz fue se perpetu. Como puede apreciarse desde elencontradomesesdespus,enunalaguna presente, la difusin de la historia se realizsituada en un campo lindero. Tena un tien-con escaso rigor; fue muy poco lo que se hizoto atado alrededor del cuello que lo mantuvo por verificar que el relato se ajustara a la ver- amarrado a una piedra en el fondo, hasta que dad. Castro lo explica de la siguiente manera:revent. Cuando lo sacaron del agua se des-El pedestal dorado y resplandeciente que secubri que haba recibido una pualada en erigi para recordar la hazaa termin porlas costillas. Sin embargo, en el parte policial distraer cualquier posible mirada inquisidorase consign que la muerte se haba producido por el asunto de fondo [] todos fueron guia- por asfixia por sumersin, y se dijo que se dos por el mismo deslumbramiento. trataba de un suicidio.Como indic el psiclogo estadounidenseMs all de todo lo que se ha escrito sobre Jerome Bruner, los relatos condicionan la per- l, testimonios recabados en el lugar de los cepcin al moldear la experiencia del mundohechos dan cuenta de que Daz era un hom-y la visin de las cosas. Si bien al examinar enbre de bien, honrado y trabajador. Carrero de profundidad los relatos socialmente construi- profesin, para sus compaeros y patrones dos sobre la tragedia de El Oro lo primero queera persona de confianza. Tena el pelo cres-queda en evidencia son sus fisuras, el mito so- poyunbigoteentrecanoqueenmarcaban'