b'alienacinrespectodelosmodelosmetro-politanos. 8Para Jos Carlos Maritegui, en 1928, la tragedia de Chaplin, el humorismo de Chaplin, obtienen su intensidad de un nti-mo conflicto entre el artista y Norteamrica, y concluye que el arte logra, con Chaplin, el mximo de su funcin hedonstica y libertado-ra. 9Tambin, por esos aos, lo incorporarn a sus escritos otros vanguardistas peruanos notoriamente comprometidos con los conflic-tos sociales ms agudos, como Csar Vallejo, MaraWiesse,elmencionadoXavierAbril, adems del cubano Luis Felipe Rodrguez, el mexicano Enrique Gonzlez Rojo y el brasile-o Mario de Andrade. 10El ct resistente del cmico es recuperado por tres escritores uruguayos de los aos veinte. Lo hace en versos la poetisa experimental Ed-garda Cadenazzi, que en su Poema en serio a Carlitos Chaplin (1928), como fabulosa cons-tructora de entramados filosos, se detiene en ese personaje de alegra hipotecada, de bas- Chaplin en la publicidad, La Razn, 1917tn como drama que se puede cargar, de me-lancola y dolor que van ms all del celuloi-de. 11Una gravedad ambigua imprime tambinsabe. Pero s que el gesto de Espnola quiere su- 203Ildefonso Pereda Valds en su relato El sueoperar toda imitacin, todo uso, e ir a la esencia. de Chaplin, que adems da nombre al volu- Saliendo ya de la literatura, pero siguiendo men de cuentos que lo contiene, publicado encon las apropiaciones, es imposible no mencio-Montevideo en 1930. Y, finalmente, Francisconar a Juan Antonio Rezzano, mejor conocido Espnola con su Carlitos en Jerusaln, un guioncomo Fosforito, hombre sndwich que, ves-escrito para el actor. Como afirma en el prlogo:tido de Chaplin, es Carlitos por primera vez he querido que desde la escena inicial hasta ladurante el Campeonato Mundial de ftbol de ltima se ejerza el carcter de Chaplin perma- 1930, 13y mantiene personaje y oficio por seis nentemente, al punto de que, interpretada pordcadas. En definitiva, Uruguay hace, tanto a otro actor, la pelcula no tendra sentido. 12Si elnivel comercial como artstico, lo que quiere guion llega al cmico, si lo lee y le gusta, no secon Chaplin. Sabe aprovechar la fase frvola y la comprometida en igual medida, vendindo-lo, comprndolo, deformndolo y enaltecin-8Jason Borge. Replaying Carlitos: Chaplin, Latindolo. Se lo apropia, como corresponde hacer, American Film Comedy and the Paradigm of Imitation, en Journal of Latin American Cultural Studies: Travesia, 22:3,tanto con las mercancas ms valiosas de la 2013, p. 272. industria fornea como con sus mitos.9Jos Carlos Maritegui. Esquema de una explicacin de Chaplin, en Amauta, nm. 18, octubre de 1928, citado en Borge, op. cit., p. 173.10Jason Borge. Latin American Writers and the Rise of Hollywood Cinema. Routledge. Londres-Nueva York, 2008.Georgina Torello es doctora y docente de la Facultad Pp. 73-105. de Humanidades y Ciencias de la Educacin (UDELAR). 11Edgarda Cadenazzi. El tobogn solitario (Hctor GmezIntegra el Sistema Nacional de Investigadores (ANII).Estramil y Javier Costa Puglione, editores). Ediciones Ilin. Montevideo, 2018. Pp. 73-74.12Francisco Espnola. Prlogo de Carlitos en Jerusaln.13Mario Prez Colman. Feria en uruguayo se dice Tristn Cal y Canto. Montevideo, 2004. P. 5. Narvaja, en La Nacin, 19 de julio de 1998.'