b'serios que no lo tomen por una broma de gente alegre, porque eso sera el ms terrible de los fracasos. A Carlitos Chaplin no lo comprende la gente alegre, ni les gusta a esas criaturas, sin alegra, que viven lo que se lla-ma absurdamente la vida alegre. En cambio, a medida que uno se va volviendo serio y triste, le va gustando ms Carlitos. Mora Guarni-do sugiere un banquete-homenaje dedicado alingls,dondedominelachaplinada,ese gnero artstico sui gneris que lo consien-te todo: quien tenga largas barbas, tolerar que el compaero de al lado se limpie en ellas los dedos llenos de salsa, explica el autor, y agrega que tambin se le deben permitir sus chaplinadas al dueo del hotel: el cochi-nillo asado, el pollo al espiedo, pueden levan-tarse y salir corriendo al irlos a trinchar; los panecillos pueden estallar como petardos al morderlos; diecisiete gatos y un len pueden entrar en el saln de banquetes a lamer los platos y comerse algn que otro asistente (el Charles Chaplin funbook c. 1915 cual se comprometer de antemano a dejarse devorar sin protestas). 202 Muestra incipiente de la atencin local deTodava ms serio aparece el ingls, paula-losletradosporChaplineslaeleccindetinamente, a las vanguardias latinoamericanas, una caricatura suya para la tapa del nmeroque ven en l un emblema del espritu contes-inaugural de Cinema y Teatros (1920-1921),tatario, un hroe hermtico y trgico; en snte-una de las primeras revistas uruguayas quesis, el smbolo de un anticapitalista que elige, incluy al cine, liderada, entre otros, por Ed- sacrificialmente, trabajar desde el interior del mundo Bianchi, Emilio Frugoni y Jos Pe- sistema. No se equivoca Jason Borge cuando dro Belln. Al impulso, sin embargo, y comohabla de Chaplin como un tropo elstico sucede a menudo, sigui el freno: la revistaa travs del cual se re-articulan identidades prefiri dedicarse ms al teatro y la literatu- locales y nacionales en modos que subrayan ra que al cine, y la impronta chapliniana sela relacin ntima con y, al mismo tiempo, la diluy poco despus. Una operacin que circunscribe el rea de accin del cmico para uso exclusivo de un grupo de iluminados es la que propone Jos Mora Guarnido en su artculo Chaplin, la chaplinada y el aburrimiento trgico del mundo(1924),publicadoenelnmero4 de La Cruz del Sur. 7Este anarquista espaol, exiliado en Montevideo y amigo de Garca Lorca, exhorta al homenaje serio a este gran poeta de la risa. Un homenaje de hombres 7Jos Mora Guarnido. Chaplin, la chaplinada y el aburrimiento trgico del mundo, en La Cruz del Sur, nm. 4, junio de 1924, p. 12. Programa de mano de El circo, cine Dor (Minas), 1929'