_ALMANAQUE BSE 2019 170 Otro nombre de tiempos coloniales es Ejido. La- mas cuenta que lo propone “para conservar la tra- dición del antiguo Egido de Montevideo, por cuya línea pasa la calle a que damos ese nombre”. El ejido se fijó a la distancia de tiro de cañón. Por una cuestión defensiva, desde la muralla hasta esa lí- nea no se podía establecer nada ni nadie. La zona intermedia se llamaba Campo de Marte. También evoca esa época la calle Pozos del rey, en la Aguada. Precisamente allí se encontraban unos pozos de los que se extraía agua potable para abastecer a la población. La calle Asilo, paralela a la avenida 8 de Octubre, termina en el sitio al que le debe el nombre, el vie- jo Asilo de Mendigos y Crónicos de la Unión. Esta institución funcionó entre 1860 y 1922 en el edifi- cio -luego ampliado- donde se encuentra el Hospi- tal Pasteur. En otros casos su origen puede deducirse, aunque esto no implica que la fórmula siempre funcione. Tal es el caso de Las tres palmeras que, según la explicación oficial, es “de sentido natural y obvio, refiere a una característica del lugar”. También hay decenas de calles con nombres de árboles o plantas que no tienen nada que ver con su sitio concreto. Nombres testimoniales también son Camino Corrales (la vía que llevaba a los corrales don- de estaba el ganado de los sitiadores durante la Guerra Grande), Chacarita de los Padres (zona que pertenecía a frailes franciscanos en Monte- video colonial), Avenida de las Leyes (circunvala al Palacio Legislativo), Camino Maldonado (es la ruta por donde se salía para ir a Maldonado) o Camino de los Hormigueros (un pequeño calle- jón de Pocitos). La Selva -casi pegada a Camino Tomkinson- es como se llamaba el predio forestal donde el em- presario británico Tomás Tomkinson plantó y acli- mató varias especies de árboles exóticos. Ahí cre- cieron los primeros eucaliptos del Río de la Plata. En Santiago Vázquez están La Barra (por la Barra del Santa Lucía, antigua denominación de la loca- lidad) y La Balsa (de ahí partía la balsa para cruzar el río). Por supuesto que hay unas cuantas calles que homenajean vecinos, por ejemplo Juan Aga- zzi o Ramón Tabárez. Algunas están vinculadas al transporte, como Nuevo Llamas (por la Estación Llamas, del ferro- carril que unía Montevideo con La Barra) y Punta de Rieles (final del recorrido del tranvía 54 que iba a Camino Maldonado). Otras toman su nombre de algún comercio: Mira- mar (un hotel), Morales (una panadería que existía en la zona de Tres Cruces), Figurita (un almacén que luego también le dio nombre al barrio) o Mo- linos de Raffo (por el molino americano que fun- cionó entre 1880 y 1910). Un caso particular es Parva Domus, en Punta Carretas, que proviene de la autoproclamada República de Parva Domus. La pequeña “micronación” fue fundada en 1878 y la calle lateral pasó a ser su tocaya en 1920. Además hay nombres cuyo origen se desconoce y fueron oficializados a partir de que el uso los consagró. De muchos no se tiene idea cuándo surgieron ni qué los motivó. Ahí los textos de no- menclatura se refieren a “nombre tradicional”, “de- signación ya consagrada” o “este nombre era co- nocido de antigüedad”, por ejemplo. Esa categoría es amplia e incluye a varios que seguramente sean testimoniales como Pasaje de la Cantera, Camino al paso del Andaluz o Camino bajo de la Petisa. ■ CALLES QUE CUENTAN