ALMANAQUE BSE 2019_ 193 Tormentas El registro de vientos huracanados y los episodios de grandes tormentas son más frecuentes de lo que imaginamos en nuestro país; no solo generan crecidas en el cauce del Río de la Plata, sino que también los vientos producen grandes bajantes. La furia del pampero, viento de componente oeste, golpeó nuestras costas de forma inusual y desató entre el 28 y el 30 de mayo de 1792 una de las más grandes tormentas registradas en el Río de la Pla- ta. Primero, lo que empezó como una brisa fresca del sur viró de repente y comenzó a soplar desde el oeste el viento Pampero, el cual fue tan fuerte y sostenido en el tiempo que produjo la mayor bajan- te histórica registrada en el estuario. Toda la costa norte del río, desde Buenos Aires a Colonia del Sa- cramento, quedó literalmente seca. El historiador naval Ángel Carranza recogió la historia de dos jóvenes porteños, Tomás Balenzátegui y Francisco Antonio Herrero, quienes apuesta mediante se de- safiaron a unir ambas márgenes a caballo, partien- do desde la Punta de San Isidro en Argentina hasta la Playa Honda en Colonia. Más de 50 kilómetros les demandaría el recorrido, pero al enfrentarse a la zona de mayor profundidad del río, a la cual la bajante no había alcanzado, observaron despavo- ridos la repentina virazón del viento y la nueva “cre- ciente” de las aguas. Esta aventura cierta fue base de inspiración del literato porteño Manuel Mujica Láinez quién escribió el cuento “El pastor del río”. Tornados Es un fenómeno bastante frecuente en nuestro país; el registro más antiguo que se tiene de un tor- nado por estas latitudes fue el que ocurrió en Cerro Largo en 1913 y acorde a la escala Fujita-Pearson se lo catalogó como categoría F3, con vientos de entre 251 y 330 km/h. Una tarde de otoño, más precisamente el 15 de abril de 2016 a las 16 horas y 11 minutos, el agobian- te calor y la densa humedad podían hacer prever alguna tormenta fuerte, pero nunca el ataque de- vastador del tornado que arrasó parte de la ciudad de Dolores. El viento norte generó una temperatura inusual para la época, superior a 30°, y el frente de tormenta con una gran masa de aire tropical cáli- do avanzó cargado de humedad, mientras que una masa de aire frío y seco de origen oceánico ingre- saba por el suroeste del país. La tarde del viernes, previa a la salida de los niños de las escuelas, con su trajinar lógico de una ciudad en víspera del fin de semana hacía que las calles se vieran repletas de personas. Nunca imaginaron lo que sucedía sobre sus cabezas, a más de 1.000 metros de al- tura, cuando las masas de aire frío y cálido choca- ron generando un cono de viento en espiral. Por lo general el desarrollo del tornado en lo que refiere a distancias recorridas no va más allá de los diez kilómetros, hasta que se desvanece, pero cuando éste se forma en los alrededores de una ciudad sus consecuencias pueden ser devastadoras. En la periferia de Dolores varias personas pudieron captar con las cámaras de sus celulares la forma- ción y el avance del fenómeno. Todo sucedió muy rápido. El tornado orientó su curso y literalmente arrasó la ciudad, ingresando por el suroeste, pasan- do por el centro y continuando hacia los Altos de Dolores, en dirección al cementerio que se ubica al noroeste. Muchos sueños de gente trabajadora y la vida de algunos se destruyeron en pocos minutos. Un total de 1.800 padrones fueron alcanzados por la furia del tornado, ya sea entre casas destruidas, dañadas y viviendas afectadas. Lamentablemente, cinco personas fallecieron a consecuencia de éste. El 28 de enero de 1988 un fenómeno natural azotó a Colonia del Sacramento. Un sistema de origen supercelular generó tormentas eléctricas severas. < Calle de Los Suspiros en Colonia del Sacramento durante un temporal en 2017. FOTO: NATALIA SOPRANI »