_ALMANAQUE BSE 2019 174 pero la defensa estaba armada como un grupo de tanques comandados por Rommel. Tejera, que ha- bía tenido que perder varios kilos, parecía un monoli- to. Gambetta era puro corazón, puro empuje. Máspo- li se movía como un atleta de extraña elegancia que volaba entre los palos del arco como si estuviera bai- lando ballet. Rodríguez Andrade actuaba como una maldición sin perdonar a nadie. Y Obdulio Varela era el director de orquesta. Todos le tenían un respeto tremendo y él rápidamente se encargó de transmitir esa misma sensación obsesiva a los jugadores bra- sileños y las autoridades del partido. Reclamó el gol brasileño prendido a la pelota sin que a nadie se le ocurriera manoteársela, se fue de boca con más de uno y a más de uno le estampó un escupitajo. Ami- lanó a los brasileños. Cuando vinieron los goles de Schiaffino y Ghiggia, y Gambetta se colocó la pelota bajo el brazo en el momento que sonaba el pitazo final, había 200.000 personas observándolo, odián- dolo. Yo tengo una foto en la que está abrazando a Schiaffino y levantando en andas a Ghiggia como remarcando su condición de artífice de la victoria”. 4 Franklin Morales cuenta que Testoni estaba en el arco de Máspoli cuando el partido terminó: “Su in- tuición le indicaba que tenía los dos goles, un alarde impresionante aún con la más moderna máquina. Disponía solo de una placa con dos negativos: to- maba una foto, extraía la placa, la invertía fuera de la máquina y la colocaba, quedando en condiciones de tomar ¡una segunda! En esas inverosímiles con- diciones captó toda la elegancia de Shciaffino cuan- do gira a observar su obra. Juvenal en el suelo, Ob- dulio a lo lejos, Reader próximo y de frente, Míguez entrando, Danilo detrás, la pelota en el aire, Barbosa cayendo con los brazos estirados y tratando de ubi- carla, arqueado hacía atrás”.5 Mucho se habló del capitán uruguayo y de que no festejó por la tristeza que le produjo aquel estadio gigante enmudecido. “Obdulio dijo después que su- frió mucho. Pero yo tengo fotos suyas con la cara desencajada por la alegría”, relativizó Alfredo.6 Cuando empezó el festejo de los jugadores, Tes- toni se fue a revelar las fotos al diario Sport de Río. Allí ya funcionaba el novedoso sistema de telefotos que Alfredo utilizaría por primera vez. Por las dudas decidió utilizar también la vía tra- dicional de enviar las fotos por avión. El partido terminó poco después de las 17 horas. A las 21, Testoni ya había enviado sus telefotos para Mon- tevideo, al tiempo que revelaba las placas en el diario Sport de Rio, que salieron a Montevideo en el vuelo del día siguiente. Las fotos que se cono- cen popularmente sobre aquella final en Maraca- ná son todas de Testoni. ■ LA HAZAÑA DE ALFREDO TESTONI EN EL MUNDIAL DE BRASIL EN 1950 < Marcaná, Río de Janeiro, Brasil, 1950. Obdulio Varela, el capitán, levanta en brazos a Schiaffino y a Ghiggia. Detrás, un público atónito.