_ALMANAQUE BSE 2019 182 evitar la predación. A modo general, las defensas de las plantas pueden ser químicas y/o estruc- turales. Entre las químicas está la producción de substancias para evitar su localización por par- te de los insectos fitófagos y/o la producción de substancias tóxicas que interfieren en su alimen- tación (Morrow et al., 1994). Las defensas estruc- turales incluyen presencia de una capa de cera, modificaciones de los tejidos (aumento de espe- sor), pelos con sustancias adhesivas (tricomas), espinas, entre otros (Gullan & Cranston. 2017). En la figura 2, puede observarse la gran abundan- cia de tricomas en esta especie de planta, estos pelos hacen que los insectos queden adheridos, siendo luego digeridos por la planta, posterior a la secreción de enzimas que facilitan la digestión. < FIGURA 2. Presencia de pelos pe- gajosos en Droscera spp., utilizados para capturar insectos y después alimentarse de ellos. FOTOS: CAROLINA JORGE > FIGURA 3. A. Agallas de L. invasa en hojas de Eucalyptus sp. B. Corte de una agalla mostrando una larva de L. invasa en su interior. FOTOS: CAROLINA JORGE ■ INSECTOS VERSUS PLANTAS: UNA CARRERA POR LA SUPERVIVENCIA La interacción entre las plantas e insectos llega a ser tan intensa que algunas especies de plan- tas pueden influir en la viabilidad y duración del ciclo de vida de los insectos, así como, algunas especies de insectos pueden incidir en el ciclo de las plantas (Berenbaum, 1990). Los insectos aga- lladores son considerados el grupo más evolucio- nado de los insectos, dado que han desarrollado estrategias para poder controlar el metabolismo de las plantas hospederas en su propio beneficio. Estos insectos inducen el crecimiento desmedido del tamaño (metaplasia) y del número de células (hipertrofia) de los tejidos vegetales, generando estructuras anormales llamadas agallas (tumo- res). Este grupo de insectos suele ser monófago dada la alta complejidad de su interacción con su