ALMANAQUE BSE 2018 196 Moreau contaba en su flota con alrededor de cien piratas, desembarcando en la actual costa rochense, donde armó su campamento y circunstancial base de operaciones en la zona de la Ensenada de Cas- tillos Grande. Dentro de sus objetivos también se encontraba el contrabando de cueros y grasa, por lo que el gobernador de Buenos Aires, Mariscal de Campo Bruno Mauricio de Zavala, determinó que era hora de poner fin a las correrías del pirata francés. Dispuso del envío de una tropa apta para enfrentar a los piratas: una compañía reforzada de caballería compuesta por Dragones a orden del ca- pitán José de Chauri y del capitán Antonio Pando y Patiño. Entre los soldados veteranos al servicio de la Corona se encontraba Juan Antonio Artigas, abuelo de nuestro prócer. Luego de un feroz combate celebrado el 25 de mayo de 1720, los piratas franceses fueron vencidos; murieron 7 hombres, 15 fueron heridos y 57 toma- dos prisioneros. Además, se incautó gran cantidad de armamento (municiones, pólvora, equipos) y 8.000 cueros, los que fueron quemados de acuerdo con las reglamentaciones de la época. El parte del combate nos demuestra lo cruel de la acción «Caminando, pues de día y de noche por pasos muy peligrosos de ríos y pantanos, llegaron el día 24 de mayo de 1720 a ocho leguas de Castillos donde descansó algo la gente para marchar a las sie- te de la noche a la ligera, para dejar allí las cargas, y todo lo que pudiera servir de embarazo. Antes del amanecer les sobrevino una espesísima niebla (…), metiendo a la gente por unas lagunas y arroyos bien profundos con increíble trabajo, pero todo sirvió para mayor bien de nuestra gente, porque por este extravío llegaron en cubierto hasta media legua del sitio de los franceses. Reconociendo aquí el mula- to la cercanía, los metió por un pantano muy pe- ligroso, cuyo fin era a tiro de fusil de las barracas de los franceses y le pasaron puestos en orden de batalla sin ser vistos por beneficio de la neblina. Apenas el Comandante dio orden de avanzar a las “ ” La tensa calma que reinaba en el Plata se rompió cuando el informante de las fuerzas españolas acusó la presencia de una flota enemiga, compuesta por navíos ingleses y portugueses.