ALMANAQUE BSE 2018 42 Pueblos originarios y de origen africano A lo largo del siglo XX, el discurso oficial y generalmente aceptado invisibilizó a grupos que de una forma u otra existían en la sociedad y que habían sido partícipes de los procesos que se sucedieron en la conformación del país. Es un error cada vez menos frecuente considerar que la sociedad uruguaya sea homogénea y exclusivamente de origen europeo. Anterior a la llegada de Juan Díaz de Solís al Río de la Plata, en el año 1516, el territorio se encon- traba habitado por diversos grupos pertenecientes a los llamados pueblos originarios, a quienes se co- noce como charrúas, guenoas, minuanes, bohanes y arachanes, chaná timbúes, yaros y guaraníes, en- tre otros. Tenían como característica ser nómades, cazadores y recolectores. Se distribuían por todo el territorio, con especial presencia en las costas de los ríos (río Santa Lucía, río Uruguay, Laguna Merín, etc.). Al entrar en contacto con los europeos comen- zó el proceso de mestizaje por cruzamiento, los co- lonizadores llegaban a estas tierras en expediciones conformadas mayoritariamente por hombres y te- nían por costumbre raptar y someter por la fuerza a las mujeres indígenas. A pesar de las enfermeda- des (como sarampión, tifus, gripe y viruela) y de una política sistemática de aniquilamiento de las poblaciones nativas, un número no menor logró sobrevivir, incorporándose a la sociedad colonial y desempeñando diversas funciones en el servicio doméstico y las tareas rurales, entre otras. El período colonial se caracterizó por su cruel- dad y existieron acciones dirigidas a exterminar a los indígenas que no aceptaban la conversión y la aculturación. Con la llamada “limpieza de los cam- pos” del año 1751, los mayores de 12 años que se negaron a ser bautizados fueron degollados y las mujeres y los niños enviados a la ciudad a trabajar