ALMANAQUE BSE 2018 43 en casas de familia. Hacia el año 1831, este proceso tocó su fin con la Matanza de Salsipuedes, cuando las tropas del gobierno al mando de Fructuoso Rivera mataron a la mayor parte de los 500 charrúas que aún sobrevivían. A partir de entonces la propagación de la frase “en Uruguay no hay in- dios” abonó la tesis del discurso negacionista. En las últimas décadas, se han creado asociaciones que reivindican el origen e identidad charrúa, intentan agru- par a los descendientes, dar visibilidad a los reclamos, al tiempo que promueven la discusión acerca de una repara- ción histórica. Otro de los grupos que sufrió una grave discriminación y fue sistemáticamente postergado y dejado por fuera de la historia de nuestro país es el conformado por los descen- dientes de esclavos, traídos desde el continente africano a partir del siglo XVII. Por definición, la trata de esclavos no refiere a un proceso inmigratorio sino a la práctica de un modelo de explotación de poblaciones enteras, y que al igual que para el caso de los nativos americanos, su re- sultado en términos históricos puede calificarse de geno- cidio. Se calcula que entre los siglos XV y XIX la cifra de esclavos traficados al continente americano superó los diez millones de seres humanos. Las características del comer- cio esclavista eran tan sanguinarias que los investigado- res estiman en varios millones los que murieron entre “El único estudio hecho en una muestra que representa el total del país, basado en el estudio de varios loci de ADN nuclear, reveló un aporte indígena del 10 % (Hidalgo et. al., 2005). Por otra parte, el aporte africano parece ser más homogéneo en las distintas regiones del país; los estudios mencionados determinaron una contribución de 15 % en Tacuarembó, 10 % en Cerro Largo, y 7 % en Montevideo, mientras que para el total del país se estimó en 6 %. En cuanto a los estudios de marcadores de herencia uniparental, en su mayoría fueron hechos sobre el ADN mitocondrial (ADNmt), de herencia exclusivamente materna. También en este caso se observaron diferencias regionales, con un máximo para la ancestría indígena de 62 % en Tacuarembó, valores intermedios en Cerro Largo (30 %), y un mínimo en Montevideo (20 %), (Bonilla, et al., 2004; Gascue, et al., 2005; Sans, et al., 2006); Asimismo, en una muestra del total del país se determinó que aproximadamente un tercio de la población (34 %) tenía un ancestro indígena por línea materna (Pagano et al., 2005), valor que fue corregido posteriormente y llevado al 31 %” Extraído de Mónica Sans, "Raza", adscripción étnica y genética en Uruguay (2009) (Profesora del Departamento de Antropología Biológica, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay) Marineros durante la conmemoración de la Decla- ratoria de la Independencia. 25 de agosto de 1920. FUENTE: CDF-IM ESTUDIOS DE ADN