ALMANAQUE BSE 2018 212 puede tener diferentes formas, dependiendo de la inclinación o gradiente de pendiente de la ladera del terreno, profundidad del suelo, de la disponi- bilidad de equipamiento para construirla y carac- terísticas de la agricultura en la zona. En áreas húmedas las terrazas son usadas fun- damentalmente para controlar la erosión. Algunos de los beneficios agregados a las mismas son mejo- rar el drenaje superficial y reducir los “picos de las crecientes” que se generan en una cuenca en caso de tormentas más o menos intensas. En áreas de menos precipitaciones y zonas semiáridas, el obje- tivo principal es conservar el agua disminuyendo los escurrimientos, por lo cual la reducción de la erosión es un objetivo secundario. Por tanto, las te- rrazas son estructuras de drenaje del escurrimiento superficial, elemento de eliminación ordenada de los excesos hídricos y que al modificar el padrón de escurrimiento del terreno de alguna manera está influyendo en el balance hídrico del perfil edáfico, incrementando la disponibilidad de agua frente a tierras sin sistematizar. Esto es justamente uno de los objetivos de la recuperación de tierras: mejorar las condiciones del balance hídrico en el perfil del suelo levemente erosionado para favorecer el desa- rrollo de cultivos y pasturas. Los problemas de erosión aparecen preferen- temente en las zonas de concentración de aguas o vías de drenaje, ya sea naturalmente o favoreci- dos por mal manejo de tierras, por el tránsito de maquinaria en sentido de pendientes, por falta de cobertura vegetal o excesos de escorrentía por laderas largas. Por esto es que la única forma efec- tiva de resolver los problemas de erosión con ca- nalículos y cárcavas es a través de la construcción de terrazas no cultivables, porque son estructuras hidráulicas más sólidas que las cultivables. Por tanto, un sistema de terrazas es un siste- ma artificial de drenaje, donde las condiciones naturales se modifican con la finalidad de tener un escurrimiento controlado que a su vez permita regular la erosión y el sedimento asociado. Figura 3. Inicio de una terraza que intercepta el escurrimiento de un área de cuenca de 14 ha que provienen del campo lindero vecino y permite recuperar la cárcava existente aguas abajo (izquierda). Figura 4. Terraza no cultivable con ancho de fondo de 2,0 metros y pendiente de S= 0,0012 m/m (0,12 %).