ALMANAQUE BSE 2018 50 acompañó la expansión empleando una cifra mayor de trabajadores. Un importante número de inmigrantes consi- guió desarrollar proyectos propios pasando a formar parte de las capas medias de la sociedad. En algunos casos, devinieron en poderosos empresarios indus- triales y se incorporaron a la incipiente burguesía na- cional. Asimismo, se puede situar en aquella época el auge de las cámaras mercantiles y empresariales liga- das a las colectividades de origen de sus integrantes. Los inmigrantes que llegaban a nuestro país lo hacían habitualmente a través del puerto de Mon- tevideo. La mayor parte se instaló en la capital y una menor cantidad se repartió de forma desigual por el interior. Para muchos de los que se instalaron en Montevideo, la única opción para acceder a un techo fueron los hoteles de inmigrantes, los conven- tillos o casas de inquilinato. Los conventillos se caracterizaban por poseer numerosos cuartos que eran alquilados por familias o por un grupo de hombres solos. Las dimensiones eran reducidas al punto que dentro de los cuartos solamente entraban los que allí vivían junto a sus enseres. Existían áreas comunes que hacían las veces de comedor, cocina y baños, y que eran compartidos por todos los residentes. Los baños nunca alcanza- ban para todos, resultando una característica común en este tipo de viviendas y siendo responsable de que se generaran condiciones sanitarias deficitarias. Una de las grandes expectativas que tenían los inmigran- tes era poder abandonar el conventillo, alquilar una vivienda o construir una casa propia ya que sus habi- tantes eran habitualmente marginados y estigmati- zados por la sociedad montevideana de la época. En ese contexto y mediante un férreo ahorro y un enor- me sacrificio muchos pasaron a ser propietarios. En líneas generales, los que se quedaron vivien- do en la urbe se desempeñaron en un principio en oficios tales como obreros, vendedores ambulan- tes, dependientes de comercio y mozos. Para los in- migrantes recién llegados, el solo hecho de obtener un trabajo era visto como algo positivo. Comen- zaba una nueva vida en otro continente y permitía avizorar un futuro progreso económico y social. El apoyo de sus paisanos constituía una herramienta fundamental para la prosperidad. Con los años, muchos fueron asumiendo nuevas funciones en el mercado laboral y la adquisición del idioma fue fundamental en este aspecto. Los que llegaron no conformaron un conjunto de trabajadores homo- géneo y carente de toda especialización, sino que entre ellos destacaban individuos que se desem- peñaron como cuadros medios de las empresas y otros que se emplearon como técnicos, ya que ha- bían aprendido a realizar tareas más específicas en fábricas e industrias en Europa. ” “ Los inmigrantes que llegaban a nuestro país lo hacían habitualmente a través del puerto de Montevideo. La mayor parte se instaló en la capital y una menor cantidad se repartió de forma desigual por el interior del país.