ALMANAQUE BSE 2018 56 Vida comunitaria Las redes de las asociaciones y colectivos de inmi- grantes fueron fundamentales para la instalación de los recién llegados y cumplieron con un rol central en la organización civil de la época. Así fue que surgieron colegios, centros culturales, socie- dades de ayuda mutua, clubes, bancos, hospitales y hasta cementerios para atender los requerimien- tos de cada colectividad. Durante décadas, estas instituciones cubrían múltiples necesidades para sus integrantes: desde enseñar religión e idioma a los niños, hasta obtener préstamos para un em- prendimiento comercial o brindar asesoramiento profesional. Asimismo, las instituciones permitían afianzar y mediar relaciones entre paisanos, culti- var las tradiciones y conocer candidatos para for- mar pareja. En los clubes se organizaban periódi- camente actividades y bailes y muchos de nuestros abuelos se conocieron allí. El involucramiento comunitario y el senti- miento de pertenencia a una colectividad eran motivo de orgullo no solo a nivel personal sino familiar. Numerosas transacciones se cerraban de palabra ya que no existía para los individuos la chance de deshonrar una deuda o un compro- miso. Hacerlo implicaba quedar por fuera y vivir condenado al ostracismo. Se fundaron instituciones que perduran hasta nuestros días y que conformaron un esqueleto de organizaciones que contribuyeron al desarrollo de la vida social de nuestro país. Estas instituciones se Los diversos contingentes fueron desparramándose por numerosos barrios de la ciudad de Montevideo y localidades del interior del país. Contar con un pariente, con un amigo o un conocido podía hacer cambiar el destino, a partir de las oportunidades que podrían presentarse para conseguir un empleo y un lugar donde vivir.